La
cuestión es quién dice, con peso legal, que una persona sabe hablar castellano
y que sabe hablarlo lo suficientemente bien como para entrar a una Universidad,
por ejemplo. Si eso se decide en América o en España. Porque quien pueda
certificar este saber manejará también programas de estudio, bibliografía,
dinero y poder.
En estos
días un grupo de intelectuales, escritores, graduados de Letras y referentes
del mapa cultural argentino –entre ellos José Luis Moure, director de la
Academia de Letras– levantaron una voz de alerta por un acuerdo firmado entre
la UBA y el Instituto Cervantes de España –junto con la Universidad de
Salamanca y la Universidad Nacional Autónoma de México–, para homologar una
nueva certificación del español como lengua extranjera, el SIELE. ¿De qué
se trata? En 2001, la Argentina creó el CELU, un certificado que examina la
habilidad en el uso del castellano, como lo hace el First Certificate en inglés.Argentina era el único país fuera de España que tenía un
sistema así. Ahora, el SIELE pretende instalarse como el
sistema internacional de la lengua española por excelencia. Quienes lo rechazan
dicen que acá hay una pelea por la propiedad de la lengua. España quedaría como
el evaluador privilegiado.
Jorge
Fondebrider, creador del Club de Traductores Literario de Buenos Aires dice que
“el acuerdo deja a los españoles y al Instituto Cervantes en hegemonía absoluta
para juzgar lo que es el correcto castellano. Esto significa seguir la norma
española y fortificar la marca ‘España’, que es algo que los españoles quieren,
porquehay un mercado gigantescoen
términos de venta de sistemas de aprendizaje, venta de diccionarios,
etc.”.
Leonor
Acuña, investigadora y docente que participó en la creación del CELU, dice que
ese sistema se toma en 11 países y “es un certificado argentino que dialoga
regionalmente. Fue muy de avanzada cuando empezamos. Hay que tener en cuenta
que las cuestiones lingüísticas son muy sensibles, porque involucran la
identidad de las personas. A mí me interesa cuestionar quién es el dueño de la
lengua. Me parece bueno el debate sobre la lengua, no es útil dramatizar tanto
algunas decisiones”.
Desde la
UBA, Gabriel Capitelli, Secretario de Relaciones Internacionales, sostiene que
el SIELE “tiene un perfil panhispánico” porque “contempla las diferentes
variantes del español en los distintos países y regiones”. La UBA, dice, “se
integra a este grupo de trabajo defendiendo su posición académica a través de
los profesores de lengua de la Universidad”.
Según
Capitelli,el CELU continúay su actividad no interfiere con la
del SIELE “que tiene una proyección internacional de las universidades de habla
española mas grandes y prestigiosas del mundo”. Capitelli cree que el SIELE
suma: “No sólo no dificulta, sino que incrementa la posibilidad de integrar
investigaciones y nuevos conocimientos sin dejar de hacer nada de lo que se
está haciendo; por el contrario, potenciándolo”.
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